PADRE AMATULLI EN LA MEMORIA.
- Alberto Martín Ventura G.
- 23 nov 2019
- 4 Min. de lectura

Por: Alberto Martín Ventura Grajeda. Map. (Diócesis de Colima, México.)
Lágrimas en el alma.
Palabra de Dios.
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!». (Is 52,7)
Sin duda alguna la perdida física de uno de los más grandes apologistas y misioneros del siglo XX y XXI, no solo causo dolor a la familia misionera apóstoles de la palabra, sino también a varios países y ciudades del mundo entero, en estos dolorosos días pudimos apreciar los mensajes y videos que enviaban de diferentes partes del mundo, de parte de muchos hermanos que en su momento tuvieron la gracia de conocer al padre fundador, compartían aquellas fotografías las cuales reflejan el gran afecto que sentían hacia él.
Observamos cómo algunos obispos y sacerdotes jóvenes y adultos mostraban sus más sinceras condolencias hacia la familia misionera, y a los familiares de sangre del querido p. Amatulli, uno de ellos fue Mons. Fidencio López Plaza, obispo de Veracruz, al igual que el Pbro. Luis Toro Misionero de la misericordia, El Padre Samuel (Padre Sam). Entre muchos otros. Sin lugar a dudas un sacerdote con una trayectoria como la del padre Amatulli, no es tan sencillo resignarse a tan enorme pérdida, continuamos en oración, por nuestro queridísimo fundador y por toda la familia misionera.
Mirando hacia el futuro.
Sabemos que nuestro queridísimo fundador el padre Flaviano Amatulli Valente partió a la casa del Padre el pasado 1 de junio del año 2018, a las 20:44 hrs. tiempo de la ciudad de México, después de una dura pelea contra el cáncer. Todos quedamos conmocionados, tristes y angustiados por su partida, pero a su vez alegres confiados en la misericordia infinita del Creador. (cfr. Hb 4,16) (cfr. Sal 25 6,-7)
Confiamos en que desde el cielo seguirá intercediendo por su familia misionera que tanto ama, y le rogamos que nos ayude a tratar de imitar por lo menos un poco su espíritu misionero, y que no permita que nos convertirnos en unos misioneros “chafas” lo cual, fue uno de sus grandes temores.
Palabra de Dios.
Proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar. (II Tim 4,2)
Realidad eclesial.
Quizá hoy en día comienzan a merodear algunas preguntas en las mentes de algunos seguidores del padre Amatulli. Y ahora que el padre fundador no está físicamente ¿quién nos hará ver la gran problemática de la realidad eclesial? ¿Quién podrá amonestar el clericalismo? ¿Quién hablará del grave pecado de la simonía? ¿Quién hará nuevas propuestas para cambiar las estructuras de la iglesia? Y muchas preguntas más que seguro comenzarán a surgir.
Palabra de Dios.
El hombre de bien obtiene el favor del Señor, (Pv 12,2)
Confió en la divina providencia y en nuestra abogada María Santísima y en su castísimo esposo San José, y en la fraternidad. Que quizá más de alguno de los miembros de esta gran familia, seguirá el gran ejemplo del fundador, por otro lado el padre Amatulli dejo una gran riqueza, entre videos, folletos, libros, y artículos, los cuales nos ayudaran a entender un poco más el auténtico celo apostólico de nuestro fundador. Si eres joven felicidades, tienes mucho tiempo para leer y estudiar todo su legado, pero si eres mayor de edad, ¿Qué esperas? Comienza ahora mismo porque esta tarea te llevará mucho tiempo.
De cara hacia el dolor.
En lo personal soy un poco temeroso hacia el dolor, soy sincero. Algo que me impacto mucho de nuestro padre fundador fue, la valentía hacia el dolor, nunca tuve la gracia de convivir con el directamente, pero tuve la bendición de conocerle en la feria del apóstol del año 2015,2016, y 2017 la última a la cual participó. Claro nos acompaña desde el cielo. Bueno, en aquellas ocasiones nunca lo escuché quejarse o lamentarse por el cáncer, por el contrario, en el año 2016, dijo; - ¡Para mí el cáncer es una bendición! Dije; ¡Que locura! Pero ahora puedo entender un poco más, todo su coraje y celo apostólico y su gran amor hacia la palabra de Dios.
Considero al padre Amatulli, un hombre valiente, que siempre dio lo mejor de sí, nunca se rindió ante las garras del dolor, y jamás se inclinó, hacia el monstruo llamado cáncer, por el contrario lo miro de frente y le dijo; no vencerás. Y luchó hasta que el Señor dijo; lo has hecho bien Amatulli, lo has hecho bien.
Palabra de Dios.
Y exclamó: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allí. El Señor me lo dio y el Señor me lo quitó: ¡bendito sea el nombre del Señor!». (Jb 1,21)
Si aceptamos de Dios lo bueno, ¿no aceptaremos también lo malo?». (Jb 2,10b)
El buen combate.
Tengo la impresión que el padre Amatulli, hubiera podido aportar mucho más de todo el gran trabajo evangélico que realizo dentro y fuera de la Iglesia, con la familia misionera y en el mundo.
Lamentablemente no se pudo, Dios sabe porque, (cfr. Pv 16,1) aun así el padre fundador, trabajó hasta sus últimos alientos, hasta que sus fuerzas dieron su máxima capacidad, hasta que el dolor fuera insoportable, hasta que los analgésicos no tenían ningún efecto, en otras palabras hasta que terminó su carrera, como un auténtico soldado de Cristo. (cfr. II Tim 2,3)
Palabra de Dios.
He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hay aguardado con amor su Manifestación. (II Tim 4,7-8)
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