DESDE LOS OJOS DE MARIA.
- Alberto Martín Ventura G.
- 23 nov 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 abr 2020
– “El Eterno se enamoró de vuestra incomparable hermosura, con tanta fuerza, que se hizo como desprenderse del seno del Padre y escoger esas virginales entrañas para hacerse Hijo vuestro. ¿Y yo, gusanillo de la tierra, no he de amaros? Sí, dulcísima Madre mía, quiero arder en vuestro amor y propongo exhortar a otros a que os amen también” (San Alfonso María de Ligorio)-

Antes que nada, -me gustaría dejar algo bien claro-, lo que a continuación se narra, es obra y gracia del amor hacia el sagrado corazón de Jesús, e inmaculado corazón de María, En este humilde artículo trato de describir algunos sucesos que quizá sucedieron o quizá no, todo lo escrito es obra de la imaginación del autor, Alberto Martín Ventura Grajeda, (Misionero “Apóstol de la Palabra”) si esperas encontrar un tratado metódico, o teológico sobre la devoción Mariana, creo que te llevaras una gran desilusión, pero si deseas echar a volar tu imaginación con un corazón iluminado por la misericordia de Dios y el amor de su Madre, adelante.
Todo lo escrito es con la finalidad de elevar la grandeza de nuestro Señor Jesucristo e imaginar la relación estrecha, íntima y amorosa, entre La Mujer y su Hijo. (cfr. Gn 3,15 Ap 12,1 ss)
Relación materna y divina.
Bien. Cuando digo divina, me refiero a divinidad única de nuestro Señor Jesucristo, lo que a continuación narro, no es dogma de fe, es más bien un acto de amor y de imaginación, que se desprende del amor hacia María Santísima.
¿Te has llegado a imaginar una charla a media noche entre Jesús y su madre la Siempre Virgen María?
Hace un par de años para ser exactos en el año 2016, escribí mi primer libro titulado “de laico a laico” en el cual presentaba unos pensamientos Marianos, los cuales solo se pueden comprender, si cuentas con un corazón abierto hacia un amor tierno y bello como lo es el amor de una madre, de nuestra Madre, María Santísima. De lo contrario te será muy complicado entenderlo. El pensamiento del cual hablo se encuentra en el Capítulo 6, del libro antes mencionado, página 23, en donde planteó lo siguiente; Ella pudo tocar, acariciar, abrazar, y alimentar al Hijo de Dios. Podemos incluso imaginar aquellas charlas a media noche entre Madre e Hijo. ¡Qué gran bendición!
Infancia “misteriosa”.
Durante miles de años se ha especulado e investigado, ¿Qué hizo Jesús durante su infancia? Claro para comprender un poco más sobre este tema debes leer uno de los mejores libros de nuestros tiempos, escrito por una eminencia, también de nuestros tiempos el excelentísimo cardenal -Joseph Ratzinger-, hoy, el papa Emérito Benedicto XVI, claro. Hablamos de la infancia de Jesús, el cual se escribió, en la Solemnidad de la Asunción de María al cielo, 15 de agosto de 2012 en Castel Gandolfo.
Algo que es indudable es que; Jesús tuvo a la mejor madre del mundo, (cfr. Lc 1,43) (Cfr. Lc 11,27)
Hogar celestial.
Muchos de nosotros al adquirir una nueva vivienda o algún departamento, solicitamos a algún sacerdote que vaya y bendiga nuestro hogar, como muestra de amor y pidiendo al Dios Altísimo, proteja nuestro hogar y a nuestra familia.
Ahora imagina un hogar donde caminaba Jesucristo, Verdadero Dios y Verdadero Hombre. (cfr. Jn 1,1 ss. Jn 20,28) Qué gracia, imagina ver correr en ese hogar al Divino niño El Verbo Encarnado, ¿Quién de nosotros no desearía un hogar así de bendito? ¿A quién no le gustaría que Jesucristo se paseara por nuestro hogar de esa manera? Claro. Quizá hoy en día lo hace, no lo dudo, pero existen otros hogares donde podríamos dudar que sea Dios quien realmente este presente, pero bueno. El punto es, que hogar tan divino, tan sublime, tan celestial, ¡hermano! Disculpa mi entusiasmo pero como no hacerlo al imaginar ese hogar lleno de Luz, lleno de esa majestuosidad divina, llena del poder de Dios.
Pienso que ese hogar resplandecía a diferencia de los demás, ¡hermano! En ese hogar vivía la Santísima Trinidad. Al igual que María Santísima y San José, no estamos hablando de un hogar común y corriente, piénsalo, pero piénsalo con ¡fe! Con un corazón lleno Dios, y lleno de amor hacia María. ¡Que gracia!
Amor sobrenatural.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. (I Jn 4,8)
El apóstol San Juan afirma que, el que no ama no ha conocido a Dios, ¿imagina cuánto amor tendrá aquella mujer? Que no solo sabe amar, sino que trajo en su vientre al creador del amor. Es aquí donde viene la posibilidad de que su Madre y su Hijo, compartían pequeñas bromas, entre la mujer con el más grande Privilegio que existe, (Ser Madre de Dios) y aquel que invento el amor, me gusta imaginar a mi Señor y a su dulce y Santa Madre, en una relación cálida y afectiva, llena de amor, porque ella es la llena de gracia, (cfr. Lc 1,28) quizá hubo pequeñas bromas de Madre e Hijo, pero sin llegar a falta a la grandeza de Dios.
Santos Marianos.
La devoción a la Santísima Virgen María, no es un don al que todo bautizado sale a su encuentro, es un llamado especial, que solo unos cuantos reciben y abrazan, pero si aceptas el llamado El señor te premiará grandemente porque “A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace devoto de la Virgen María” (San Luis María Griñón de Monfort) es por ello que; “Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: Te saludo, María. Saluda a Jesús de mi parte” (San Pío de Pietrelcina) y debemos recordar siempre que; “La grandeza de María reside en su humildad. Jesús, quien vivió en estrechísimo contacto con ella, parecía querer que nosotros aprendiéramos de él y de ella una lección solamente: ser mansos y humildes de corazón”. (Santa Teresa de Calcuta)
Conclusión.
Para ser un verdadero discípulo de la Madre Del Redentor, es necesario hacer un enorme esfuerzo, en un mandato Mariano de antaño.
Hagan lo que él les diga. (Jn 2,10)
Si nos consideramos “Marianos” debemos cumplir con este mandato de nuestra bella y dulce Madre, Dios nos de la fuerza necesaria para lograrlo, a Él sea el poder y la Gloria, por los siglos de los siglos, Amén.

Commentaires