5 REFLEXIONES CRISTIANAS AL SERVIR COMO DONANTE DE SANGRE.
- Alberto Martín Ventura G.
- 23 nov 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 sept 2022

Por: Alberto Martín Ventura Grajeda.
1. Caridad al prójimo.
Todavía existe gente buena el mundo, a pesar del dolor y sufrimiento por el cual estamos pasando en estos momentos, existen personas que desean hacer el bien a los demás y son capaces de dar parte de su propia vida y en ocasiones hasta poner en riesgo la misma.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. (Jn 15,13)
2. Generosidad fraternal.
Existe un gran número de personas que aun con dificultad o carencias, son capaces de compartir algo tan importante para el cuerpo humano, como lo es la propia sangre, en lo personal me fue muy emotivo, ver a hombres y mujeres haciendo fila, para realizar su donación a algún familiar, amigo o hasta un mismo desconocido.
De todas las maneras posibles, les he mostrado que así, trabajando duramente, se debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús: «La felicidad está más en dar que en recibir». (Hc 20,35)
3. Valentía cristiana.
Es un hecho que donar sangre no es uno de los mejores pasatiempos que puede haber, así que en ocasiones el solo pensar en que una aguja de casi 10 centímetros atravesara tu piel, puede causar miedo y pánico en algunas personas. Es por ello que como cristianos católicos, contamos con grandes ejemplos de valentía, el más extraordinario Jesucristo, así que recurramos a Él en esos momentos.
En medio de la angustia, él oraba más intensamente. (Lc 22,44)
4. Inmoralidad social.
Algo que no deja de impresionarme son las preguntas que realizan a los futuros donantes, menciono algunas; ¿Se ha acostado con algún hombre? ¿Cuándo fue la última vez que tuvo sexo oral? ¿Ha tenido sexo anal? ¿Se ha acostado con prostitutas? ¿Con cuántas mujeres se acostó en los últimos 5 años? Etc. Esta es la cultura de “liberalismo” en la que vivimos hoy en día, pregunto, si es tan buena la “diversidad sexual” ¿Por qué hacen tantas preguntas de este tipo? Y al responder de manera positiva, te niegan la donación sanguínea. ¡Pero claro! Saben perfectamente que con un ritmo de vida de este tipo es muy riesgoso, puedes estar contagiado de mil enfermedades de transmisión sexual.
Eviten la fornicación. Cualquier otro pecado cometido por el hombre es exterior a su cuerpo, pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que sus cuerpos son templo del espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos. (I Cor 6,18-20)
5. Orgullo universal.
Hoy en día preguntan ¿a qué religión perteneces? Antes de donar, con mucho orgullo y una sonrisa dije; soy católico, la única iglesia verdadera, (cfr. Mt 16,18) es un regalo de Dios haber nacido católico, porque de lo contrario no hubiera podido donar sangre, como plantean los testigos de Jehová, que horror. Es la 7ma. Ocasión que dono sangre y en lo personal, pienso hacerlo las veces que Dios todo poderoso lo permita, estando ahí acostado con un poco de mareo ofrecí, ese diminuto “dolor” por todos los miembros de la clínica, y por todos los pacientes.
Debo confesar que unas pequeñas lagrimas comenzaron a asomarse por mis ojos, al darme cuenta que estoy donando un “poco de mí”, eso significa ¡que estoy bien! ¡Que me encuentro sano! Qué maravilla Señor, ¿cómo no apoyar al prójimo? ¿Cómo no apoyar a quien lo necesita? Si tú me lo das todo diariamente y sin siquiera pedirme nada a cambio, ¡Bendito seas Señor por los siglos de los siglos! Amen.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezcan con todos ustedes. (I Cor 13,13)
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